Los albores de La creación en el corazón de San Agustín

Un grupo de amigos iniciaban una banda de rock porque todos tenían mucho que decir, aunque los lugares para tocar siempre fueran escasos y dependieran de la voluntad individual de algún comerciante

Por César Luis Penna (Crónicas de un heavy metal)

La creación de la tierra, de un ser humano, de una herramienta, de una obra artística; aquí la de una banda de rock metal en el corazón de San Agustín. Sus músicos pasaron por varias bandas de rock, entre ellas Estenia y Desley. Lucho fue uno de los bajistas de la primera de ellas, una de sus actuaciones más célebres fue en un recital, en un galpón del puerto transformado en boliche. Era una noche de invierno y todos nos cubríamos del frío hasta que llegara la hora del pogo. El escenario estaba sobre un balcón: a los 15 minutos uno tendía a mover el cuello para otro lado por temor a que una ventisca se cuele en nuestros músculos dejándolos totalmente tiesos en esa postura, como les pasara a los ñatos de la Isla de Pascua. Eran cuatro bandas, y Estenia salía en segundo lugar. La primera pasó con algunos problemas de sonido, y la mayoría pensó que se solucionarían con la segunda, pero eso no sucedió. Cuando Darío la voz líder subió a cantar, el micrófono se cortó y  se escuchó con intermitencias, y el retorno estaba ausente. Lucho se acercó al sonidista para decirle que no se escuchaba y este le respondió entre dientes: “Para lo que ustedes hacen…”.Como era de esperarse, el bajista le tiró una mano veloz y lo buscó para darle con la otra mano, pero el sonidista era más rápido y descendió las escaleras como liebre escapando de los perdigones. El revuelo se armó igual, trataron de trenzarse pero los separaron a los dos.

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