Por Martín Acevedo
Mucho se discutió sobre las virtudes y defectos que el Martín Fierro representa como texto insignia de nuestra literatura. Es ya célebre la sentencia borgeana de que nuestro destino hubiera sido otro si, en lugar de abrazar la obra de Hernández, hubiéramos optado por el Facundo de Sarmiento.
El tiempo, o quizá factores no tan inocentes, diluyeron el verdadero tenor del texto hernandiano. Pero atrevámonos a hacer foco en unas líneas, que, fuera de su contexto y diluidas, son recurrentes en el repertorio de citas populares. Nos referimos a uno de los consejos dados por Fierro a sus hijos: “los hermanos sean unidos”. Estas palabras repetidas casi hasta la saturación son empleadas, de forma recurrente, para evitar confrontaciones, sobre todo entre compatriotas o personas con algún tipo de vínculo. Sin embargo, el final de la estrofa, encabezada por la cita anterior, clarifica e inquieta: “porque si entre ellos se pelean / los devoran los de ajuera.”. Resulta evidente si leemos con atención que en el texto existe una alusión clara a una confrontación con “los de ajuera”, quienes representan una amenaza a la que es necesario enfrentarse y la unión fraternal a la que llama el autor, por medio de la voz del personaje, es un medio de resistencia.
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