Con libros al alcance de todos, el espacio que gestiona y promueve actividades de lectura y recreativas fue fundado en 1880 y es la institución más antigua de la ciudad. Necesita el apoyo urgente de la comunidad
Por Gastón Emanuel Andino
La Biblioteca Popular de Diamante está ubicada sobre calle Eva Perón 628, a unos pocos metros de Sarmiento. Su fundación fue en el año 1880 subvencionada por el Gobierno de la Nación. Y es considerada actualmente la institución más antigua de la ciudad. En el año 1980 se celebró su primer centenario.
Es un espacio que migró y ocupó diferentes lugares dentro de la ciudad como la casa Etchevehere, la iglesia, la antigua oficina del ferrocarril ubicada sobre calle Echague, entre otros, hasta llegar a la manzana que reúne el museo y el centro cultural La Barranca.
En la biblioteca se coordinan diferentes tipos de talleres como ajedrez e inglés. Además, es un espacio donde se realizan presentaciones de trabajos y obras como muestras de fotografía, pintura, presentaciones de libros de escritores locales y alguna que otra guitarreada.
Estudiantes de las carreras de enfermería y literatura se acercan al lugar buscando, no solo referencias bibliográficas sino también un espacio donde las lecturas no pierdan su cause y fluyan sin tantos distractores. La biblioteca cuenta con una gran variedad de novelas, ensayos, cuentos, poesía, relatos, historias, entre otros géneros y una sala ambientada con libros para infancias.
Elsa es quien se encarga de la recepción y administración de la biblioteca e invita a la comunidad diamantina a que puedan acercarse y hacerse socios del lugar. Los socios cuentan con el beneficio de poder llevar a sus domicilios ejemplares que sean de interés o necesarios para sus trabajos o actividades. En cuanto a la parte administrativa Elsa se encarga de catalogar y clasificar los ejemplares que llegan a habitar los estantes de la biblioteca. Mediante una ficha los libros son ordenados por título, autor y número de páginas. Luego de esto se catalogan, clasifican y ordenan en algún tipo de género o sección.
Resulta que desde la aparición de las primeras fotocopiadoras la gente empieza a perder el interés por la lectura de los libros, las computadoras y celulares junto a otros dispositivos fueron provocando que el formato papel vaya perdiendo valor poco a poco. El internet, los diarios digitales, las aplicaciones, pasaron a formar parte de un tiempo al que antes quizás la gente le daba un uso más recreativo. Hoy en día pareciera ser todo un desafío poder despertar el interés de las personas para que forme parte de alguna propuesta o actividad cultural y, a su vez, son pocos quienes asumen el compromiso de sostener espacios y eventos culturales con el objetivo de poder fortalecer el intercambio y la participación de la comunidad. En este caso leer es poder darle un lugar al conocimiento, querer saber, aprender, construir un tiempo distinto, se torna esencial en estos tiempos donde muchas veces el quehacer cotidiano y el consumo de redes sociales se vuelven parte de un tiempo efímero que no deja lugar a la creatividad y al apetito de saber o querer conocer.
Es importante leer e incorporar la práctica como un hábito ya que incrementa y favorece no solo la oratoria sino también la comprensión lectora y la capacidad de poder transmitir una idea o saber de manera clara y ordenada. Por otro lado, aporta a su vez herramientas útiles de implementar a la hora de escribir algún proyecto, trabajo o tesis. La biblioteca Popular de la ciudad de Diamante cuenta con una gran variedad de secciones acorde a lo necesario. Contiene material complementario y de utilidad apto para actividades y trabajos de la escuela primaria, secundaria, carreras universitarias, trabajos, proyectos, novelas, ensayos y mucho más.
Hace algunos años, la biblioteca funcionaba mejor económicamente y contaba además con un subsidio por parte de CONABIP (Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares) es un organismo estatal que depende de la Secretaría de Cultura, apoya y fomenta el desarrollo de bibliotecas populares en todo el territorio argentino. Fue gracias a esta comisión que el lugar pudo contar con instalación de gas y luminaria.
Actualmente el flujo de gente que debería ayudar a que la biblioteca pueda sostenerse ha ido disminuyendo cada vez más con el paso de los años y el avance de las nuevas tecnologías. Dicha institución se mantiene en pie mediante un subsidio por parte del municipio y una cuota mínima mensual que abonan los socios del lugar. También hay un grupo de personas que realizan donaciones de libros y otros que alquilan el espacio para llevar a cabo la coordinación de sus talleres permitiendo, de esta manera, que la biblioteca pueda seguir funcionando y ocupando un lugar dentro de la comunidad diamantina. A expensas de estas colaboraciones la biblioteca popular, al igual que otras que pertenecen a departamentos vecinos, se encuentran en un momento de escasos recursos, las cuotas de los socios ya no alcanzan y los lectores hoy tiene la información a un click de distancia.

Las personas generalmente suelen perderse de escritores e historiadores que han dejado huellas y han volcando la voz de sus palabras sobre el papel, en el intento de tallar la geografía de su tierra. Escritores como: Ricardo Brumatti, Diego Quiroga, Ramón Torres, Víctor Acosta, entre muchos otros, nutren la cultura de la ciudad con sus versos, historias o letras de canciones, al mismo tiempo les devuelven a los ciudadanos ese sentido de pertenecer al territorio diamantino.
Es importante que la gente del pueblo no pierda el sentido de pertenencia y desde un acto solidario empiece a habitar estos espacios que hacen a la historia, a la cultura y a la identidad de cada lugar.
Conocer la historia de la tierra es saber que el suelo en el que se anda también habla y que hay lugares como la Biblioteca Popular que atesoran algunas partes de ese suelo diamantino que constituye y antecede a los habitantes de la ciudad.

