Si se mide la distancia que hay entre La Quiaca y Ushuaia es posible advertir que es muy similar a la distancia que hay entre Ushuaia y el extremo sur de la Antártida. Cuando íbamos a la escuela, los más viejos, teníamos el mapa del continente blanco en un pequeño cuadrado al lado del continente de América del Sur. Eso no nos permitía advertir las proporciones completas de nuestro país que mide el doble de lo que muchos pensamos siempre. Las Islas Malvinas se encuentran en el centro de la Argentina y son la llave para el control del paso interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico, y el control de la Antártida.
Se sabe, y hay estudios que así lo indican, que entre otras pretensiones, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte siempre quiso quedarse con la Antártida, de hecho la llaman “Tierras de la Reina Isabel”. Por eso, Las Malvinas son claves, no solo para la soberanía de la República Argentina, sino también para todos los países del continente.
Cada 22 de febrero, nuestro país conmemora el Día de la Antártida Argentina, una fecha significativa que resalta la soberanía nacional sobre el territorio antártico y el esfuerzo científico desplegado a lo largo de las décadas.
El Día de la Antártida Argentina conmemora la inauguración, el 22 de febrero de 1904, del Observatorio Meteorológico en la Isla Laurie, Orcadas del Sur, que luego sería la Base Orcadas, un hito histórico que marcó el inicio de la permanencia ininterrumpida de la Argentina en la Antártida.
Sin embargo nuestra presencia sostenida en la Antártida comenzó antes, en 1902, cuando el Alférez José María Sobral se unió a la expedición sueca de Otto Nordenskjöld. El hundimiento del buque Antarctic de esta expedición llevó a la Argentina a efectuar un exitoso rescate con la Corbeta Uruguay al mando del Teniente Julián Irízar.
Con el paso de los años, se destacaron múltiples expediciones argentinas que fundaron las bases antárticas de nuestro país.
Ese acontecimiento de 1904 marcó el inicio de la presencia argentina en el continente blanco, donde, además de la investigación científica, el país sostiene una postura firme respecto a su soberanía territorial, en una región que sigue siendo objeto de disputas internacionales.
Argentina mantiene varias bases científicas distribuidas por la Antártida, que funcionan como centros de investigación en áreas como la meteorología, biología, geología, oceanografía y glaciología, entre otras.
Con visión de futuro, la Argentina desarrolló una actividad científica pionera desde 1951, cuando fue fundado el Instituto Antártico Argentino, que permitió desplegar el destacado trabajo de sus investigadores. Recién en 1959, con la firma del Tratado Antártico, la ciencia se constituiría a nivel internacional en el vector de la toma de decisiones.
La importancia del Día de la Antártida Argentina radica en recordar la histórica presencia argentina, y también en resaltar el rol fundamental de la ciencia en la región.
La superficie del Sector Antártico Argentino es de aproximadamente 1.461.597 km², de los cuales 965.314 km² corresponden a tierra firme. Dentro del Sector Antártico Argentino, nuestro país administra trece bases o estaciones, de las cuales seis son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano).
Como resultado de las experiencias del Año Geofísico Internacional –iniciativa multilateral que imprimió un fuerte énfasis a la ciencia y la cooperación antárticas– el 1º de diciembre de 1959 Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Sudáfrica y la entonces Unión Soviética firmaron en Washington el Tratado Antártico, con el objeto de asegurar la libertad de investigación científica y la promoción de la cooperación internacional con fines científicos en la Antártida, y para garantizar que el sexto continente tuviera usos exclusivamente pacíficos. El Tratado Antártico entró en vigor el 23 de junio de 1961, al obtener la ratificación parlamentaria de todos sus signatarios originales.
Este instrumento internacional establece que el continente se destine exclusivamente a actividades pacíficas y científicas, prohibiendo la realización de actividades militares y la explotación minera.
El Tratado Antártico establece que las actividades científicas deben realizarse de manera abierta y colaborativa, con la obligación de compartir los resultados de la investigación. Además, permite la libre circulación de científicos y observadores internacionales.
La Argentina es Parte Consultiva del Tratado Antártico desde su entrada en vigor en 1961. Son Partes Consultivas (con voz y voto) aquellas que hayan demostrado un interés en la Antártida a través de la conducción de investigaciones científicas importantes ya sea mediante la apertura de una Base o mediante la ejecución de una expedición a la Antártida. El Tratado tiene hoy 54 Partes, (29 son Partes Consultivas, el resto son adherentes), las cuales se reúnen anualmente para tomar las decisiones necesarias para asegurar su adecuada implementación.
Siete de esos doce países mantenían en aquel momento reclamos de soberanía en distintos sectores de la Antártida. La Argentina era y es uno de ellos, reivindicando soberanía en el denominado “Sector Antártico Argentino”, definido por el paralelo 60º Sur como límite Norte, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste. A su vez, los reclamos de Chile y el Reino Unido se superponen con el argentino. El del Reino Unido abarca por completo el sector reclamado por la Argentina, y el chileno se superpone parcialmente.