Las casitas son ajenas: más de la mitad del sueldo se va en el alquiler

Miles de entrerrianos destinan la mayoría de sus ingresos en sostener el techo, el resto se va a cuentas y alimentos. Según el Indec, la inflación de agosto fue del 1,9% pero las rentas subieron un 3,9% en la región

Por Camila Gómez

Contar peso por peso y hacer una lista de cuentas a pagar todos los meses es habitual para cualquier laburante. Pero, ¿qué sucede cuando lo primero es sustentar el alquiler y la salud o la alimentación pasan a un tercer o cuarto lugar en la lista? Todo es urgente, pero lo más urgente es tener un techo donde, día a día, sobrevivir con lo que queda de sueldo.
Como siempre, sube el alquiler, la electricidad, las tasas municipales, los impuestos, Internet, los alimentos, los medicamentos… todo, excepto el salario. Y cuando se logra un incremento por paritaria e insistencia de los trabajadores, el porcentaje es tan ínfimo que lo absorbe la inflación.
Según el informe de agosto de índice de precios al consumidor (IPC) elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC): “El nivel general del Índice de precios al consumidor registró un alza mensual de 1,9% en agosto de 2025, y acumuló en
el año una variación de 19,5%. En la comparación interanual, el incremento alcanzó el 33,6%”.
A nivel nacional, el IPC del rubro Vivienda, agua, electricidad y gas fue del 2,7%. En este aspecto, el documento detalla que lo abonado en alquiler durante agosto subió un 3,9% comparado con julio. En relación a agosto de 2024, los alquileres en la región subieron un 140,2%.
Martín Budó, tesorero del Colegio de Corredores Públicos Inmobiliarios aseveró en comunicación con El Telégrafo de Entre Ríos: “El índice de inflación del mes de agosto fue del 1,9 % a nivel nacional, que es el que se utiliza mayormente en las locaciones. La realidad es que en la provincia se aplican los índices IPC (del INDEC) o ICL (del Banco Central), que se aplican para incrementar acumulativamente los alquileres, por lo cual, salvo algún caso de aplicación del Índice del Banco Central, que hoy es el más elevado, y que es el menos aplicado en las locaciones dentro de la provincia, en la misma como regla general, no han sucedido incrementos por encima de la inflación”.
En la provincia, un sueldo promedio básico va de 500.000 a 700.000 pesos (como hemos escrito en este semanario, son miles los que cobran menos, los que tienen dos o tres empleos para vivir) y un departamento de un dormitorio con balcón vale 400.000 pesos… alquilar un monoambiente en la zona céntrica de Paraná equivale a 300.000 pesos o más, y en barrio Anacleto Medina, 175.000 pesos. Sin contar luz, gas natural o envasado, servicio de Internet o televisión, alimentos y salud. Todo ello, si un espacio pequeño es suficiente, ya que por ejemplo una casa de tres dormitorios con patio en el barrio Mercantil de Paraná cuesta 750.000 pesos.
Sobre la demanda de casas para rentar, Budó expresó: “La demanda de alquileres se mantiene constante, incluso se ha incrementado en ciertos tipos de inmuebles, como los departamentos de uno y dos dormitorios y las casas de dos dormitorios, existiendo hoy una oferta insuficiente para satisfacer esas demandas, debido al atraso en el ritmo de construcción que venimos teniendo desde la época de la pandemia y que no hemos podido equiparar a pesar de que la inversión en inmuebles se mantiene constante”.
En cuanto a la diferencia de precios de renta de viviendas entre la zona céntrica y los barrios de la ciudad de Paraná, el corredor inmobiliario explicó: “Es algo que obedece a diversos factores: básicamente el centro siempre fue y sigue siendo más caro por estar la propiedad en un lugar donde tradicionalmente hay más actividad, por ejemplo cines y shoppings, y más opciones a la hora de elegir un negocio para comprar, por tener todo más cerca o más a mano. También sigue existiendo la preferencia de algunos de vivir en el centro sin un motivo más que el status de vivir en ese lugar. Por otro lado, hay también quienes prefieren vivir en la tranquilidad y silencio en general que brinda un barrio, más allá de las distancias que hay que recorrer para llegar a una escuela, al club o al trabajo, por ejemplo, que son cuestiones que inciden en el precio de esas propiedades. La brecha, en mi experiencia, se mantiene, pero lo lógico es que con nuevos centros que se formen en los barrios, donde uno tenga que movilizarse cada vez menos para buscar o hacer algo, es que vaya disminuyendo”. El profesional recomienda siempre asesorarse con un corredor inmobiliario matriculado, sea en alquileres con dueño directo o inmobiliarias.
Cabe decir que cada vez más personas se mudan a la zona de su trabajo, o llevan a los gurises al club o las escuelas del barrio. Sucede lo mismo cuando se requiere asistencia médica, gracias a centros de salud o farmacias. Por cercanía o por sentirse arraigado al pasto que se pisa, también se eligen barrios. Cada uno tiene su centro, su calle con negocios de varios rubros, o una despensa que tenga de todo un poco para salvar una comida, un agujero en la media o un mapa político de Argentina que se necesita para la tarea. Sin embargo, las casitas son ajenas: la brecha de precios sigue existiendo y un sueldo no es suficiente para vivir con dignidad.