El compañero más fiel fue parte de procesiones, actos y reclamos sociales en Santa Elena. En 2014 protagonizó un hecho que generó indignación. Tras su muerte dejó un recuerdo imborrable
Por Vicente Suárez Wollert
Hay personajes que no necesitan hablar para hacerse eternos. No tienen apellido, no ocupan cargos ni figuran en las listas de autoridades, pero dejan una marca que trasciende generaciones. Santa Elena, ciudad a orillas del río Paraná, tuvo uno de esos personajes inolvidables: un perro callejero que todos conocían como “Oreja” o, como otros preferían llamarlo, “Sin Oreja”, por la falta de una parte de su oreja izquierda, que se convirtió en su sello distintivo.
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